A finales de octubre, Gallup informó que un porcentaje récord de estadounidenses, el 66%, ahora dice que la marihuana debería ser legal . La razón es simple: la marihuana nunca debió haber sido ilegal.
A lo largo de décadas de “locura por la marihuana”, los estadounidenses han sido inducidos a creer que la marihuana es mucho más dañina de lo que realmente es. Esto no quiere decir que sea inofensivo. Pero ciertamente es menos dañino que el alcohol , otra sustancia que antes era ilegal y ahora es ampliamente aceptada en el país.
Sin embargo, el gobierno federal de Estados Unidos y muchos estados aún tienen leyes que penalizan el consumo de marihuana, y se aplican con demasiada frecuencia. Según el FBI, las fuerzas de seguridad estadounidenses arrestaron a aproximadamente 600.000 personas por posesión de marihuana el año pasado. Para empeorar las cosas, estas leyes sobre la marihuana se han utilizado desproporcionadamente contra las comunidades de color.
Como nación, Estados Unidos aprendió durante la prohibición del alcohol que simplemente prohibir una sustancia ampliamente demandada no la hace desaparecer. Por el contrario, la prohibición crea un mercado criminal para satisfacer esa demanda , lo que trae consigo una serie de problemas de salud y seguridad pública.
Como resultado, varios estados han decidido adoptar un nuevo enfoque y comenzar a regular la marihuana de manera similar al alcohol. Se produce y se vende en operaciones autorizadas que deben seguir normas relativas a pruebas, envasado y etiquetado. Los vendedores deben verificar los documentos y los funcionarios del gobierno no han informado de ningún aumento en la tasa de uso por parte de los adolescentes.
Al mismo tiempo, estos estados han generado decenas de millones de dólares en ingresos fiscales, y los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley parecen estar mejorando sus tasas de resolución de otros delitos.
Legalizar la marihuana no es una panacea, sino un paso adelante, como lo fue poner fin a la Prohibición hace 85 años. Algunos estados han liderado el desarrollo de políticas alternativas que controlan el alcohol, permitiendo el uso responsable por parte de los adultos, y deberían seguir haciendo lo mismo con la marihuana.
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