Parecería tratarse de un punto de inflexión histórico en el ámbito médico-científico: después de más de medio siglo en el que la OMS incluyó el cannabis entre los estupefacientes considerados peligrosos y sin ningún valor terapéutico, ahora el asunto parece haber quedado (por fin) prácticamente resuelto.

Aunque las regulaciones al respecto están cambiando rápidamente en todo el mundo y algunos países incluso lo han liberalizado desde hace tiempo, en algunos casos incluso para uso recreativo, el Cannabis sigue siendo identificado oficialmente a nivel internacional como una sustancia estupefaciente con todas las consecuencias que ello conlleva. Precisamente por eso ha causado tanto revuelo la petición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la ONU para que elimine el cannabis de la lista de sustancias más peligrosas. La recomendación, que llegó al Secretario General de la ONU, António Guterres, en forma de carta, fue firmada por el Director General de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus , pero no se ha hecho público. El contenido fue revelado por algunas organizaciones que llevan años luchando por el tema.

De momento esto no contiene todavía nada definitivo, pero las recomendaciones que hace una institución como la OMS parecen ahora un gran paso hacia un nuevo marco para el cannabis a nivel internacional . En concreto, la institución recomienda la retirada de la sustancia de la Lista IV de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes y su inclusión en la Lista III de la misma convención, la de sustancias de bajo riesgo. Una opinión similar había sido expresada también en los Estados Unidos por la Administración de Alimentos y Medicamentos , pero se había referido precisamente a la Convención de las Naciones Unidas de 1961 como un obstáculo para la reforma. Por esta razón, la adopción de las recomendaciones de la OMS podría abrir las puertas a nuevas reformas tanto en EE.UU. como en el resto del mundo.

La noticia fue recibida obviamente con alegría por las distintas organizaciones activas en el tema, aunque las opiniones sobre su significado real son contrastantes. De hecho, hay quienes ven en ello una apertura decisiva y quienes, en cambio, subrayan que se trata únicamente de un cambio de situación y no de una cancelación del nombre de la sustancia entre las peligrosas. En la práctica, el resultado sería más político y simbólico que práctico, porque la legalización por razones no médicas (por ejemplo, el uso recreativo) todavía violaría técnicamente las convenciones internacionales.